272016Abr
Consideraciones galénicas en la formulación de enjuagues bucales con activos insolubles

Consideraciones galénicas en la formulación de enjuagues bucales con activos insolubles

Cada vez son más prescritos distintos principios activos insolubles como corticoides (triamcinolona acetónido, clobetasol propionato, fluocinolona acetónido, dexametasona) o antimicóticos como la nistatina, en distintas patologías de la mucosa bucal. Incluso en muchas ocasiones se asocian junto con principios activos hidrosolubles, como: lidocaína clorhidrato, gentamicina sulfato, bicarbonato sódico, etc.

Uno de los problemas más frecuentes por parte del farmacéutico puede ser el siguiente: ¿Cómo incorporar los principios activos insolubles prescritos? Lo más fácil sería emplear sistemas coosolventes formados por alcohol / propilenglicol. Personalmente no creo que sean los más adecuados en este caso, ya que el alcohol puede ser irritante para una mucosa bucal que se supone que está denudada por la patología correspondiente. Por ejemplo, un enjuague bucal con una cantidad moderada de alcohol puede ser francamente irritante en una mucositis por quimioterapia.

¿Cómo solucionar la incorporación de estos activos? La única forma y adecuada si se hace bien, es formular una suspensión. Una suspensión con una óptima velocidad de sedimentación, que sea homogénea, sin fenómenos de flotación o floculación. Para lograr que tenga estas características hay que añadir un viscosizante adecuado que controle la velocidad de sedimentación y un dispersante que facilite la “mojabilidad” de estos activos insolubles en el seno del líquido dispersante. Controlando pues la dispersabilidad y la viscosidad lograremos suspensiones estables: cuando el paciente agite el envase obtendrá una suspensión completamente homogénea en cualquier punto de la misma.

El viscosizante más empleado en enjuagues bucales es la carboximetilcelulosa sódica en concentraciones del 0,75-1 %. Además de su actividad como viscosizante, tiene cierta adhesividad sobre la mucosa bucal facilitando la fijación de los activos prescritos. También es de destacar su acción protectora (demulcente) sobre la mucosa bucal. Otro gelificante muy utilizado es la goma xantán en concentraciones del 0,5-0,7 %. Tanto la carboximetilcelulosa como la goma xantán se añaden al agua de la formulación agitando el sistema mediante un emulsionador a alta velocidad. Al cabo de unos minutos se formará el gel fluido, que realmente no es más que agua con cierta viscosidad. Si se opera manualmente, se dispersa el gelificante en el agua agitando con varilla durante unos minutos. Se sitúa la dispersión en envase bien tapado y se guarda a temperatura ambiente durante 12-24 horas. Pasado este tiempo se agita durante unos minutos (homogeneización) obteniéndose el gel fluido. Utilizando uno de los dos procedimientos obtendremos lo que se denomina galénicamente como el líquido dispersante.

Con respecto a los dispersantes se suelen utilizar los tensioactivos polioxietilenados: Tween 20®, Tween 80®, Cremophor RH 40®. Las dispersiones obtenidas con estas sustancias son adecuadas. El único problema si cabe, es que los Tweens son algo amargos, siendo más preferible emplear el Cremophor RH 40®. Digamos que una concentración inferior al 0,1 % de los Tweens todavía no manifestan de forma considerable dicho amargor. Estos dispersantes se añaden sobre los activos insolubles en un mortero batiendo hasta formar una pasta homogénea. A continuación se añade el líquido dispersante anterior en pequeñas porciones batiendo hasta homogeneidad. ¿Qué cantidad de dispersante hay que emplear? La misma que la cantidad de activo insoluble a dispersar. Por ejemplo, si hay que dispersar un 0,1 % de triamcinolona acetónido se tendrá que emplear un 0,1 % de dispersante. Junto a estos dispersantes también se suelen añadir un 15-20 % de glicerina o sorbitol (solución al 70 %). Además de tener cierta actividad como dispersante (mucho menor que los tensiocativos anteriores) tienen acción edulcorante y confieren a la suspensión cierto grado de conservabilidad: 15 días en nevera.

Quizás en algunas ocasiones sea necesario añadir algún saborizante que enmascare el sabor ciertamente amargo de ciertos activos como lidocaína o nistatina. Se pueden emplear esencias de vainilla, menta, fresa, limón, etc. Se usan en concentraciones del 0,1-0,5 %. Estas esencias deberán disolverse en los dispersantes polioxietilenados indicados.  



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